Abrí la ventana y allí estaba ella asomada, mirando cómo caminaba la soledad fuera de sus paredes. El viento saludaba a sus cabellos, la mecía para hacerle sentir viva de nuevo. Presente.
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Aplausos que nos recuerdan lo importante
—Esto parece mentira —me decía una amiga por teléfono—. Me siento como en una película —reía histérica por el sin saber de la situación.
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Esa es vuestra lucha
Ya llega. Se siente cerca. Hoy un compañero me ha felicitado por ser mujer. -Ya llega vuestro día – me dijo. ¿Y el tuyo no? – me atreví a contestar. – No , no -me dijo entre risas. -Esa es vuestra lucha.