Huelva cuenta tan solo con una academia que reúne a más de 120 alumnas y alumnos de diferentes edades. La situación de Delarte Pole Studio no pasa por su mejor momento y sus responsables buscan relevo y apoyos económicos para no declarar el cierre.
Como si de una fantasía se tratara, al darle al play comenzamos a sumergirnos por un mundo fantástico de naturaleza y fauna. De repente aparece Lil Nas X, cantante estadounidense de 23 años, en el videoclip de la canción Call Me By Your Name, bajando por una barra de pole-dance a un infierno tenebroso y onírico. En sus movimientos podemos reconocer algunas figuras que forman parte del deporte, así como gestos artísticos, gimnásticos o que tienen que ver directamente con expresiones más exóticas o sensuales.
Este videoclip fue el motivo que le dio fuerzas a Helena, chica trans de 16 años, para atreverse a practicar pole-dance. “Me empezaron a salir vídeos en TikTok pero claro, todas las chicas que veía eran mujeres con cuerpos normalizados y yo no me veía representada. Quería hacerlo pero no me atrevía. Cuando vi el videoclip pensé buaf, ahora sí. Me dio el impulso que necesitaba para decir venga, yo también puedo”, cuenta con sinceridad.
Y es que no es un raqueta ni un balón lo que acompaña a este deporte, sino una barra vertical entre los 3 y 5 metros de altura.
Las personas que lo practican mezclan la fuerza, la flexibilidad y la resistencia para desafiar la gravedad y conseguir figuras que en un principio parecen imposibles.
El pole-dance es un deporte que requiere de muchas competencias y que es muy beneficioso para el rendimiento físico. Son muchos los beneficios, sin embargo, este deporte carga con el estigma de su historia, ya que se dio a conocer mundialmente en clubes nocturnos donde se realizaban strip-teases y se representaba a la mujer como un objeto sexualizado. Pero existen ejemplos diarios que lo alejan de una mirada machista y cosificadora y nos abren caminos nuevos y diferentes para practicar este deporte. Sendas fabricadas desde la aceptación, la liberación, la superación y el autoconocimiento.
“Desde nuestra academia siempre intentamos combatir esa mirada y enseñar las diferentes variantes: deportiva, artística, técnica, exotic… Sería injusto quedarnos solo con un tipo de pole”, cuenta Tamara Gálvez, responsable y profesora en Delarte Pole Studio, la única academia de pole-dance en Huelva. “Es mucho más que bailar en una barra: el pole es fuerza, resistencia, flexibilidad y seguridad”, añade. «Cuando tú ves las posibilidades del deporte, comprendes que lo puedes adaptar a tu estilo, sea cual sea. La barra es una, pero tiene las posibilidades que tú quieras. Da igual lo femenino o lo masculino, lo importante es que hagas lo que te guste”, apunta Karol Caiña, profesora y responsable en Delarte.
Por otro lado, es una práctica deportiva que se liga únicamente a las mujeres. Pero no es así. “Mis amigos me lo dicen siempre y yo les tengo que demostrar que no, que es un deporte para todo el mundo, tanto para hombres como para mujeres”, cuenta Cristóbal, alumno de 37 años que lleva solo 3 meses practicando esta disciplina. “En mi entorno familiar y de amistades no me he tenido que enfrentar a ningún comentario fuera de lugar relacionado con ser un hombre que practica pole, al revés, me han apoyado bastante. Sí es cierto que, al ser un deporte invisibilizado, no se tiene una conciencia de qué se hace realmente, y por eso he tenido que explicar varias veces lo que hacemos”, expresa Víctor, de 19 años que lleva un año aprendiendo pole.
Delarte Pole Dance Studio, es una academia que abrió sus puertas en el año 2015 gracias a Tijana Mladenovic, acróbata serbia que por aquel momento vivía en Huelva. Tres años más tarde, por diferentes motivos, tuvo que irse de la ciudad y ahí fue cuando Tamara Gálvez, Karol Caiña, y Mari Ángeles Valle -más conocida como Angy-, tres de sus alumnas, se unieron e hicieron que el pole no se desapareciera de Huelva. “No éramos expertas, pero teníamos muchas ganas de que este deporte continuara en nuestra ciudad. Por eso nos embarcamos en este mundo, hicimos el traspaso y empezamos a formarnos”, apunta Tamara. “Esto me ha cambiado la vida porque desde que nos embarcamos en esta aventura el pole se ha convertido en mi sustento, en mi modo de vida, en mi trabajo”, se sincera Karol. “Es un espacio seguro, sientes que perteneces a una tribu y creas una amistad sincera, sana y bonita con tus compañeras. Esta fue una de las razones que más me motivó a arriesgarme para que esto no se acabara en Huelva”, comenta Angy.
El pole-dance es un deporte minoritario que, gracias a la visibilidad que se le está dando en programas televisivos de gran audiencia y también gracias a las redes sociales, puede llegar a gran parte de la sociedad. Cada vez más chicas y chicos pueden encontrar referentes masculinos y femeninos que practiquen diferentes tipos de pole-dance con el que sentirse identificadas. “Cuando vi un TikTok de Shontay Culbreth, una chica curvy y polera, pensé que si ella podía yo porqué no. Para mí fue un referente porque siempre había visto a las chicas que hacían pole delgadas, y en ella vi un ejemplo”, cuenta Jenny, de 36 años, alumna de pole-dance y técnica en emergencia sanitaria.
Es una disciplina en la que se trabajan muchas competencias diferentes: fuerza, resistencia, flexibilidad, coordinación, equilibrio… Pero no solo son aspectos físicos. También emocionales. “Gracias a este deporte me he sentido muy orgullosa de mí misma en muchos momentos en los que anímicamente tenía baja autoestima. Gracias a las clases me sentía orgullosa de ir avanzando día a día. Te ayuda mucho a mostrarte, a aceptar tu cuerpo y a no sentirte juzgada”, se sincera Lucía, fisioterapeuta de 23 años. “El pole te hace fuerte física y mentalmente, te enfrenta a ti misma y a tus miedos. Yo antes no me podía mirar a un espejo y ahora me encanta. Yo pensaba antes que mi cuerpo no era válido y gracias al pole me he dado cuenta de que gracias a mi cuerpo hago las cosas que hago”, cuenta Elena La Ninfa, antigua profesora de la academia.
Además, lejos de lo que se piense, el pole es una disciplina que se puede probar a todas las edades, ya que existen diferentes tipos de niveles y se puede adaptar siempre. “¿Por qué no? Mi madre con 64 años lo ha probado”, dice riendo Tamara. Rocío, de 48 años, empezó a principios de 2020 a hacer pole y recuerda lo entusiasmada que llegó a su casa después de su primera clase de pole, “le enseñe a mi marido lo que había estado haciendo y él me dijo que con la edad que yo tenía cómo me iba a poner a hacer eso. Y ahí fue cuando dije, ¿cómo? ¿Cómo que no? Y aquí sigo dos años después”, dice con orgullo.
Delarte Pole Studio es un espacio donde mujeres, hombres, niños y niñas, pueden aprender una disciplina aún no muy conocida en Huelva. De hecho, es la única academia donde poder practicar este deporte. Las clases son grupales aunque la enseñanza es de manera personalizada ya que cada persona avanza a un ritmo distinto. Actualmente, las tres personas responsables no se encuentran con fuerzas para poder seguir, por eso buscan un relevo. “Cuando lo dijimos muchas de nuestras alumnas se pusieron muy tristes. Y no hemos cerrado por ellas, porque no las queremos dejar tiradas. Va a ser muy difícil desprendernos de esto, pero creemos que es lo mejor, no lo haríamos de hoy para mañana, ayudaríamos a esa futura persona en todo lo que necesite”, cuentan las responsables.
Una academia que cuenta con más de 70 alumnas y alumnos y alrededor de 50 niños y niñas que cada tarde tienen una cita con el pole-dance. “Tenemos unos niños y unos adolescentes que vienen pisando muy fuerte, podríamos tener muy buenos atletas de pole aquí en Huelva”, cuenta Karol. “Buscamos a alguien que se dedique al pole y que quiera seguir con la academia, o a alguien que esté en el mundo y siga por el camino, aportando nuevas energías y frescura. También nos ayudaría mucho que personas inversoras apuesten por el deporte y le vean la potencialidad que tiene”, expresan las responsables al unísono.
El pole-dance es un deporte que fomenta la salud y el compañerismo. Una práctica que mejora los músculos de la autoestima. Un deporte que día tras día consigue que más personas se interesen por él y que deciden comenzar a aprenderlo. Un deporte que existe en Huelva y que cientos de personas apoyan día a día con su práctica. El pole-dance se ha convertido en un deporte muy importante en la vida de muchas personas y que ayuda a que el legado deportivo de la ciudad onubense sea mucho más rico, inclusivo e integrador. ¿Cómo no apoyar algo que hace tanto bien?
Reportaje publicado en Diario de Huelva el 14 de noviembre de 2022.