Como un chicle que se estira, cada vez más alejados, cada vez más desgastados, cada vez más infectados. Odio y guerra, una rabia que nos devora, un bicho malo que se nos mete por el cuerpo y nos retuerce los ideales, alaridos de repulsión hacia la mayoría, aunque la mitad de ella no salga de la casa de sus ideas por miedo o simple negativa.