Opinión

Confinados sin casa

Estoy acostumbrada a escribir con música. Suelo buscar listas que calmen el flujo de pensamientos que, a veces, atraganta mis dedos. He cogido papel y lápiz para intentar calmar mis sofocos y he salido a la terraza para escuchar la nada como sinfonía. 

Mi vecino de al lado ha decido también salir a regar sus flores, y mientras, entona una cancioncilla que acompaña mis pensamientos. Me fijo en la ventana de en frente. Es mi vecina, Maruja, que se peina en la tocadora. Su marido, justo al lado, se coloca el jersey de punto con pelotillas. El de estar por casa. Cada uno en sus paredes, cumpliendo condena social, con gusto, dentro de lo cabe. Es lo que nos toca, aunque algunos nos retorzamos como culebras sin cabeza al no poder hacer nada más que estar sentados y elegir qué clase de ejercicio vamos a hacer hoy para mantenernos activos. 

Después ha empezado a llover y he tenido que salir corriendo hacia el salón. De repente, he recordado a la mujer que se tapaba entre cartones en la Calle Bocas aquel día lluvioso. He pensado en el chico que duerme en la esquina del mercado y que cada sábado me daba los buenos días antes de llenar mi cesto. También me he acordado de ti, Rosa, que dormías entre cartones pero con el peluche de tu hija ahuyentando tus pesadillas.

— Todos a sus casas. — Dijeron mientras suspiraban aliviados por haber encontrado, al menos, una solución viable para frenar el contagio. —¿Y nosotros qué hacemos?— Contestaron bajo palés y cartón. Seguidamente, dos policías se acercaron a un hombre que ya dormía. — Aquí no puede estar señor, lo sentimos.— Dijeron autoritariamente avergonzados. —¿Y dónde voy?—Respondió preocupado mientras se quitaba la manta que lo cubría. 

Cuando establecieron el confinamiento y el hashtag #QuédateEnCasa se hizo viral, no tuvieron en cuenta a las personas que no tenían una puerta que cerrar desde dentro. La coletilla como en casa en ningún sitio no les sirvió a las personas que no tienen hogar. ¿Dónde se protegen del coronavirus? ¿Cómo se lavan las manos a diario los que no tienen un grifo? 

El pasado 18 de marzo,  el Gobierno aprobó un plan de choque para asistir a este colectivo durante la crisis. La Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados, calculó que en España hay alrededor de 40.000 personas en situación de sinhogarismo. Este plan reúne una serie de medidas que ayudarán que este colectivo no esté desamparado, aunque ellos, antes de ‘Tiempos de Coronavirus’, ya hacían cuarentena social.

Ojalá que esa guinda que nombran al finalizar cada discurso se cumpla. Eso de no dejar a nadie atrás cobra más importancia cuando se habla de los que siempre han sido los últimos de la fila. Esto nos demuestra, una vez más, que el sinhogarismo es una realidad silenciada que todos identificamos, pero que nos cuesta ver. Nos demuestra quienes son los silenciados, aunque ya no sean invisibles y tengan voz.  

Ha tenido que venir el coronavirus para recordarnos que en la pirámide de Maslow, el primer peldaño lo conforman la alimentación y el descanso y que, en el segundo escalón reposa la seguridad, ya sea de recursos, familiar o de salud. 

Ha tenido que llegar la crisis y la desesperación para que lleguen medidas reales y efectivas para no permitir que nadie viva en la calle. El coronavirus nos demuestra la vulneración de derechos que supone el sinhogarismo. ¿Dónde te proteges? ¿Cómo te recuperas cuando no tienes hogar? Las personas sin hogar son un grupo de mucho riesgo frente al virus y por ello necesitan atención y medios para minimizar su contagio y las consecuencias futuras que esto también va a tener para ellas. 

Algunas nos quejamos por estar en casa, mientras otras, solo quieren estar dentro de una. 

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2 Comments

  • Manuel

    Hola,Peña soy Manuel Bermejo del grupo de Feafes,me encanto la entrevista que hiciste.También me gusta los relatos que escribes.Sigue a sin,eres guapa por fuera y por dentro.
    Oye no corras mucho con el patinete!!!!

    • Peña Monje

      Hola Manuel, muchas gracias por escribirme! Me alegro muchísimo de que te gustara la entrevista, no sabes cuanto.
      Qué bien tenerte por aquí.
      Muchas gracias por leerme!

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