El sábado por la mañana desde Huelva vimos una torre de humo que inquietaba a cualquiera que la mirara. Nos preocupamos. Pensábamos que venía de algún edificio, de alguno de nuestros bosques, de la fábrica, de algún pueblo. Más tarde, casi a la una, ya en la plaza comprando el esqueleto del frigoríco, descubrimos que aquel fuego venía de otro mundo, un lugar lejano pero conocido, el mismo del que vienen las personas que recogen los frutos rojos que aquel mismo día compré. Así era, las llamas incendiaban el Asentamiento de Palos de la Frontera, allí donde viven más de 500 personas. Al decirlo en voz alta, algunos corazones quedaron…
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El ministerio de los cuidados
Sumergida en la lobreguez de la noche, recuerdo cuando alguna punzada de dolor venía a visitarme. Tímidamente caminaba de puntillas hacia la habitación de mis padres, me ponía al lado de mi madre y le susurraba que había algo que hacía daño. Ella, desposeída de la pesadez de quien duerme profundo, se levantaba como una felina sigilosa, me preparaba un vaso de leche caliente y después se sumergía en la bóveda de mis sábanas. Mientras yo me convertía en ovillo, ella me abrazaba y era así como calmaba cada una de mis estocadas.
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Ignorante, se llama cambio climático
La evidencia del cambio climático nos azota en el cogote. Bofetón tras bofetón, el mundo científico nos brinda evidencias rotundas de que nuestra especie no se está portando demasiado bien.
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Libros que liberan
Después de un arduo curso escolar, el verano auguraba mañanas calurosas a orillas del mar acompañada con el rasgueo del pasar de las páginas. Aquellos textos venían recomendados por hechiceras que creían que esas centenas de cuartillas podrían entretenerme, enseñarme o, quizás, transformar el curso de mi vida.
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Un hogar donde sentirse a salvo
Ante una situación de fragilidad los seres humanos necesitamos sentirnos a salvo. Protegerse ha sido una de las necesidades cardinales de nuestra historia.
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Encendamos el sentido común
Aún envuelta entre trapos gruesos y abultados, tu mandíbula tiembla presa de la frigidez que te circunda. La movilidad queda limitada y tus manos, entumecidas y hendidas, se entrelazan buscando el fervor que necesitan.
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Los únicos reyes en los que creo
La noche, repleta de hechizos y promesas mágicas, fue siempre vivida desde la ilusión y el entusiasmo. Cuando era pequeña escuchaba como mis amigas describían una jornada eterna, insomne, vigilantes y nerviosas por oír ruidos enigmáticos tras la puerta.
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Gracias a la ciencia
Cuando diciembre comienza a hacer las maletas, tu memoria empieza a tejer las vivencias imborrables de los días que volaron hasta llegar a su fin. Buscas la lista de voluntades y compruebas que, aunque muchas de ellas estén tachadas con una tenue línea, algunas de tus promesas se quedaron a medio gas.
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La odisea de volver
La voz de megafonía anuncia que lo que era destino se ha convertido por fin en origen. La agitación de tus manos desenmascara el nerviosismo por querer llegar después de horas viajando entre vagones, esperas y aeropuertos.
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Mucho cuidado
Cuando jugabas a través de los hilos de tu infancia, pocos fueron los momentos que pasaste en soledad. Mi madre hacía lo imposible para que yo no estuviera sola. Cuando tenía que ausentarse, siempre buscaba un apoyo vecinal que la socorriera.