Un 25N donde las mujeres onubenses expresaron su indignación por la violencia machista El 25 de noviembre me sumergía entre una multitud morada, acogedora y combativa. Mientras encontraba mi hueco, que más tarde descubrí que eran todos a la vez, me iban acompañando melodías cargadas de frases que punzaban mi pecho y me retorcían por dentro.
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La mascarilla: doble barrera para la comunidad sorda
Hacer la compra se ha convertido en un ritual. Cojo mascarilla, guantes y desinfectante. Mi nivel de atención se ha incrementado, no quiero que se me olvide nada en la otra punta de la casa porque tendría que deshacer mis pasos con todo lo que ello supone. Al llegar al supermercado me limpio los guantes con gel y añado otros transparentes a la suma. Cuando termino toda la coreografía de calles y carros, paso por caja y siento alivio. A mi lado detecto que la cajera está en apuros. Mientras espero, me fijo que una pareja intenta decirle a la dependienta qué chocolate quiere. Utilizan toda clase de artimañanas. Dedos,…
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¿Y tú, en qué mundo quieres vivir?
¿En qué lugar del mundo vivirías si tuvieras la potestad entre los dedos de tu mano? A mí, de primeras, me encantaría vivir en un sitio acorde con aquello que reconozco como justo. Un ‘buenos días’ en la escalera, un ‘gracias’ cuando no hay porqué, los pájaros sin jaulas, los zoológicos en libertad, el silencio decidido, la igualdad sin color, el amor sin complejos, la amistad sin intereses, el consumo lento, el campo verde, los mares sin plástico, nuestro paso limpio y sereno. Un lugar libre de tóxicos, personales, ambientales y nutritivos. Una sociedad consciente y no borrega. Una política bondadosa y sosegada. Me gustaría vivir en una tierra que…
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Mujer con o sin
El otro día fui a comprar una máscara de pestañas para regalarle a una amiga. Cuando entré en la tienda la vendedora se abalanzó sobre mí, ofreciéndome un abanico desmenuzado de productos, no solo para las pestañas, sino también para mi pelo, mi piel, mis ojos, mis manos, incluso, mis futuras arrugas. -Esto te alarga hasta el infinito- me dijo. -¿Y esto? Parece que no te has echado nada. Esto realza tus labios aumentándolos de talla- culminó. Al final le compré el rimmel a mi amiga, pero también me llevé otro para mí. Un tratamiento de 30 días que, por lo visto, hará que mis pestañas luzcan un poco más…
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El oasis de la migración
Un fenómeno que no podemos erradicar, pero sí entender K es elegante y silencioso. Se mueve entre el gentío, pero nunca notarías su presencia hasta que él quisiera que así fuera. K sabe lo que es el riesgo y eso lo hace imprescindible. K mira como si fueras la única persona que le importa, aunque eso no sea así. K viene de Costa de Marfil y actualmente reside en España. Llegó hace dos años en patera con sus amigos, cuando aún era menor, y desde entonces sólo sabe aprender.
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Tonto 1 y Tonto 2: acosadores de un camino cualquiera
Estaba a punto de llegar a mi destino. Iba en bici, ya que siempre me gusta apurar hasta el último segundo en el sofá. Iba notablemente rápido, no quería llegar tarde. Escuchaba cómo Israel Elejalde narraba la maravillosa crónica española Ordesa de Manuel Vilas, y no dejaba de pensar en cómo el arte de la escritura puede atraparte en mundos que jamás podrías vivir sin la serpiente literaria que te devora la mayor de las curiosidades. Ahí me encontraba yo, como si fuera Manuel, viviendo por las calles de su vida, reflexionando sobre la muerte de sus padres, la relación con sus hijos y la visita a los reyes de…
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Cartas a la directora: este pilla-pilla no nos gusta
Hacía años que no me pasaba algo así: un día sin ruidos, ni aspavientos, ni juegos enloquecedores que me hacen perder el cuello. Hoy ha sido un día que no podré olvidar nunca. Hacía ya muchos años que no experimentaba la sensación de libertad. Porque, ¿saben a qué me refiero, verdad? Hablo de esa experiencia insuperable de salir a nadar teniendo la nada como premisa. De mover tus patas centelleantes porque están enérgicas y fuertes. Hablo de sentir el agua en tu cara, rodeándote con su fuerza y dándote, al mismo tiempo, el calor que necesitabas. Hablo de poder mover el cuello hacia todos los lados y que el paisaje…
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Yo también quiero soñar
Me detengo en el banco que está al lado de mi casa para observar la vida pasar delante de mis ojos. Por una vez sin cascos, ni gafas que tiñan la realidad con algún velo negrizo. Observo a los niños que van y vienen a su antojo. Otros, más precavidos , aún esperan la mano de sus respectivos padres para cruzar la calle.